por Oscar Loyola
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Nuestro cerebro es una máquina viva muy compleja que puede entender conceptos tales como el principio de los tiempos o el infinito del Universo, pero sin embargo no es capaz de entenderse a sí mismo.
El funcionamiento de nuestro cerebro se mantiene como uno de los grandes misterios de la ciencia y, lejos de revelarse, se multiplican las dudas y las preguntas cuanto mayor es el avance de la ciencia médica.
No existe persona en este mundo que pueda explicar con certeza cómo funciona nuestro cerebro, lo cual es bastante evidente, ya que si pudiéramos conocer el mecanismo de funcionamiento del cerebro en su totalidad lograríamos comprender todas sus capacidades y sus límites para el pensamiento, las emociones, razonamiento, el amor y todos los aspectos de la vida humana.
Sabemos que en el cerebro humano existen miles de millones de neuronas, y que cada una de ellas se conecta por impulsos eléctricos a otras miles de neuronas. Se conocen las diferentes zonas del cerebro que se encargan de distintas tareas y existe mucha información acerca del funcionamiento del cerebro que ha sido comprobada científicamente.
Pero entender la mecánica de las redes neuronales, y cómo se relaciona esto con el funcionamiento global del cerebro es algo que está muy lejos todavía. No existe un método para estudiar cómo los grupos de neuronas forman redes funcionales a todos los ámbitos de la vida humana.
Uno de los mayores obstáculos con que se encuentran los científicos al investigar el funcionamiento del cerebro es el concepto de la conciencia. En algún lugar de nuestro cerebro somos conscientes de nuestros pensamientos. Incluso somos conscientes de nuestra experiencia y conocimientos: sabemos que sabemos.
Esto es un obstáculo muy difícil de superar en cuanto a la investigación de la mente humana, y los especialistas creen que si alguna vez se resuelve, se plantearía una cuestión igual o más desconcertante aún.
¿Cuánta información puede guardar el cerebro humano?
Muchas veces, cuando estudiamos por demasiado rato, nos parece que nuestro cerebro ya no puede alojar más información. Sentimos que no cabe ni un dato más en nuestra cabeza, y que probablemente nuestra capacidad de almacenamiento ha llegado a su límite. Sin embargo, nuestro cuerpo no es como una computadora, y la cantidad de información que puede guardar el cerebro humano no se puede medir de la misma manera.
Almacenamiento en el cerebro
El almacenamiento se refiere a la información retenida en el cerebro, en alguna de las tres memorias posibles: memoria sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. De esta manera el cerebro maneja la información que recibimos, sin que nos sintamos demasiado sobrecargados de ella. Si algo lo vemos repetido varias veces, por mucho tiempo, es posible que quede en nuestra memoria a largo plazo, mientras otras cosas simplemente están de paso en nuestro cerebro.
La memoria a largo plazo no se encuentra en una zona determinada del cerebro, sino distribuida en la corteza cerebral. Luego de consolidarse, se almacena como grupo de neuronas en la misma zona del cerebro que la generó. Por ejemplo, estará en la corteza visual si es una memoria relacionada con la vista.
De esta manera las memorias se van reconstruyendo y tomando nuevos elementos de las diferentes partes del cerebro, y no se mantienen estáticas. Aunque por momento no recordemos algunos datos, la información sigue allí. Además, no es posible borrar información a voluntad, algo que sería útil si sufrieramos algún evento traumático.