A modo de advertencia y como podrá comprobarse de su lectura, quien escribe carece de formación psiquiátrica, psicológica o científica para tratar el tema. Es sólo un abordaje simple con pretensiones historiográficas sobre la locura en el país.
Hasta finales del siglo XIX y principios del XX, se llamó locura al comportamiento de aquellas personas que rechazaban las normas sociales establecidas.
La locura es definida y tratada en cada cultura y en cada época histórica, de forma particular, de acuerdo con las ideas hegemónicas de la época. La locura no es un dato objetivo, sino un dato histórico y social. (Arnau Berenguer)
Veamos solo algunos ejemplos de los pudieron ser calificados con un lenguaje contemporáneo como colifas, chapitas, pirados, rechiflados, o piantados: el Loco Alvear, el Loco Monteagudo, el Loco Moldes, el Loco Rosas, el Loco Dorrego, el Loco Lavalle, el Loco Lamadrid, el Loco Moldes el Loco Lafinur, el Loco Varela Juan Cruz, el Loco Echeverría, el Loco Mitre, el Loco Wilde, el Loco Goyena, el Loco Mansilla, el Loco Guillermo Brown, el Loco Bouchard, el fraile Loco Beltrán, el Loco Estorba, el fraile Loco Aldao, el Loco Rivadavia, el Loco Hipólito Vieytes y Olavarría, el Loco López y Planes, el Loco Juan José Castelli, el Loco Roque Sáenz Peña y solo por citar un mote contemporáneo: Las Locas de la Plaza.
Tal como dice Horacio González, “la locura siempre fue un tema de debate político”, a ello agrego que más de una vez en nuestro país se llevó a cabo ese destino de exilio y desaparición o al menos el deseo de enviar a un grupo de opositores en un “Cohete a la luna”.
En su obra titulada Historia de la locura, Michel Foucault narra cómo en la Edad Media europea existía una “nave” encargada de expulsar de las ciudades a los locos, con el objetivo de llevarlos tan lejos como fuera posible, pues interpelaban la razón y los valores impuestos encarnados en la cotidianidad. Por entonces el exorcismo también fue uno de los “tratamientos”, para aplacar las pasiones y deseos insatisfechos y de no dar esto resultado, se los y las encadenaba con sujeción a una pared.
El arte cinematográfico se ocupó de ese viaje sin timón ni retorno. Cito por caso, La armada Brancaleone de Mario Bonicelli o la película argentina La nave de los locos, dirigida por Ricardo Wullicher sobre el guión de Gustavo Wagner, y basada en la leyenda del Caleuche, del Archipiélago de Chiloé.
En la actualidad ando tratando de desentrañar si algunos personajes “son locos o se hacen”.
José Ingenieros en su obra La simulación de la locura expresa: “Las condiciones en que se desenvuelve la lucha por la vida en el ambiente social civilizado, pueden hacer individualmente provechosa la simulación de la locura”. Por mi parte sostengo que el beneficio de tal simulación, no solo puede ser individual sino también colectivo, acaso las redes sociales no son un buen ejemplo.
Veamos que pensaba José María Ramos Mejía, en La neurosis de los hombres célebres en la Argentina, “……. el origen de la locura en el Río de la Plata tiene que ver con el terror en las clases superiores, y ese brusco cambio de nivel que experimentaron las clases bajas que, elevadas rápidamente por el sistema de Rosas a una altura y prepotencia inusitadas, tuvieron también su parte en la patogenia".
Hoy, a mi juicio, a esas clases bajas, por locas, se les intenta calmar con ayunos, palos y duchas de agua fría, como en épocas antiguas. La metáfora también podría incluir el gas pimienta.
Otro pensador contemporáneo ya citado, Horacio González sostenía: “En los momentos agudos de crisis social, reflorece la pregunta por la locura. En verdad, la percepción de la crisis aparece como un sinónimo de locura.”
Dejamos para el final a otro demente desaforado, llamado El Tocqueville de las Pampas, es decir El Loco Sarmiento, por compartir la admiración que el sanjuanino profesaba por la educación y la igualdad de los hombres con el francés.
Don Domingo también andaba pensado en la loca idea de la industrialización y la ciencia (...) ...generalización nacional de la facultad inventiva, para acelerar y multiplicar las producciones de la industria humana y apropiarse la materia; aptitud intelectual generalizada a toda la nación y a todas las generaciones por un plan de educación universal para difundir inmediatamente todo nuevo progreso del saber humano en todos los países.
Muchas historias se pueden escribir de todos los locos y locas citadas, muchas están por escribirse y corroborarse porque no siempre “los locos dicen la verdad”. Seguro habrán mas de 7 locos.
Algunos piensan que, sin locos, no habría sociedades.
A pocos días de recordarlo, vaya pues este homenaje a un Loco genial -la contradicción no es un síntoma necesario de la locura-. «La sabiduría inoportuna es una locura, del mismo modo que es imprudente la prudencia mal entendida». Erasmo de Róterdam. Elogio de la locura.
Nota del autor: podrá advertirse que todo tiene un sesgo casi total de masculinidad, para la próxima van Las locas en las Provincias Unidas del Río de la Plata.