por Valdir Peyceré
Ayer de mañana aquel pastor alemán me miró como si me conociera. Una pareja que estaría cerca de la tercera edad lo acompañaba. Todos los humanos miraban para otro lado y él fue el único que percibió ese instante en que mi bicicleta pasó rozando las nubes del asfalto. En esta ciudad que se llama Santa Rosa. En este momento del mundo transfigurado en muchos; en un concierto de efigies oscuras y paganas. En ese recorrido de eterno tiempo sepultado: paredes, sócalos, veredas agrietadas, alcantarillas…
Este podría ser el comienzo de un poema, de un cuento o de una crónica y, de repente se me prendió la “lamparita” y me di cuenta de que también podía ser el inicio de un Gran Angular. Y, claro, ¿cuál podría ser el tema? De perros ya “hablé” mucho… y… no estoy muy bien anímicamente para escribir sobre ellos, entre otras cosas porque los míos murieron el verano pasado y el luto sigue, la verdad no sé hasta cuando. Me gustan los gatos aunque hace siglos que no tengo uno (tuve alguno allí por mis 7 u 8 años!) así que no son mi “especialidad”, aunque en todo ese tiempo más de uno se haya cruzado en mi camino. Ayer mismo hubo uno que se paró en medio del jardín y se quedó allí mirando la lejanía…”pensando” qué hacer a continuación; después se fue para el lado de la cerca del vecino y acabó saltando, ayudado por uno de los postes que la sostienen. Al anochecer volví a verlo lejos, en el terreno próximo al mío. Allí estaba mirándome, o fue mi impresión… ¿estaría perdido?, ¿con hambre?, ¿con frío?... no lo creo. Un gato es un animal mucho más independiente que un perro y lo es porque tiene al felino interno que siempre se las tuvo (y se las tiene) que arreglar solo. Además estaba gordito y con el pelaje en muy buena forma. También parecía un gato joven. Por todo eso decidí no hacerle mucho caso y volver a mi vida. ¡Bastante tengo con mis cosas como para ocuparme de un gato “perdido”!. Fuera este caso, recientemente tuve que ocuparme de darle de comer a las mascotas de mi hermana, que me dejó esa encomienda cuando tuvo que viajar hace algunas semanas atrás. Además de sus perras (“Vicky” y “Furia”) allí estaban “Jorge” y “Otelo” más gruñones y mimosos que nunca…
Ahora ando por otras bandas… y por acá también hay muchos gatos; acurrucados aquí y allá por el frío… desplazándose de un lugar a otro en un terreno descampado. En un recorrido por los “gatos famosos”, pienso que hay muchos, pero quien sabe máes critores y artistas que los tienen o tenían y tenían un vínculo con ellos, mucho más íntimo que simplemente “mascotas”. Algunos son ya muy famosos y muy nuestros como el caso de Julio Cortázar (1914/83) que tenía varios y los amaba… y de hecho su vida (más de la mitad de ella) en la capital francesa está ligada a los gatos… quien sabe porque se sabe que los franceses y los gatos se dan bien. Tengo una foto de Isabelle Huppert sacada por Edouard Boubat con uno de estos bellos animalitos.También ha aparecido reiteradamente otra de un amante y proctector de los animales, como es el caso del actor Alain Delon, con uno de ellos. También Brigitte Bardot no puede quedar fuera de la lista. En los EEUU leí sobre la pasión que tenía Charles Bukowski (1920/94) por uno de esos felinos a quien el escritor maldito adoptó después de haberlo encontrado en la calle hecho un estropajo. También (y es probable que ponga esa foto) a Joan Báez le gustaban. Cantante, escritora, intelectual de izquierda y novia (en los lejanos años 60’) de Bob Dylan. Se sabe que son más independientes que los perros, se sabe que parecieran tener 7 vidas, se sabe que son piezas insustitibles de crónicas o cuentos de tensión, misterio y, a veces, terror… como el caso de “El gato negro” de Edgar Allan Poe (1809/49). También la fotografía y el cine los tiene por instimados protagoniastas. Se conoce su agilidad, la posibilidad que tienen de hacer equilibrio con sus patas y que raramente dejan caer algo que está en su paso. Esto me recuerda este poema del escritor norteamericano William Carlos Williams (1883/1963):
POEMA
Al subir
sobre la tapa
del armário de conservas
el gato puso
cuidadosamente
primero la pata
derecha de la frente
después la de atrás
dentro
del florero
vacío
William Carlos Williams
Me permito poner algo de mi autoría inspirado por este simpático felino:
NOCTURNO
las pupilas del gato
dos linternas
iluminando
un poco más
la noche
Valdir Peyceré
Creo, además que su apariencia peluda y mimosa combinan con estas estaciones (el otoño y el invierno). Parece que se mimetizan con lo que hay en el paisaje y el ambiente. En fin; podemos ser más cercanos, o no tanto de ellos, pero sin duda tienen una belleza innegable y un comportamiento que aún queda por entender y descifrar; un comportamiento que se equilibra entre el ronroneo y los zarpazos.