León Rozitchner (1924/2011) y el miedo a la página en blanco

GRAN ANGULAR

SANTA ROSA 04/10/2021 Valdir Peyceré
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por Valdir Peycerévaldir cara

Nunca fui de los que temen demasiado quedarse momentáneamente sin inspiración… al contrario, hasta me puede llegar a parecer placentero pasar por un período “en blanco”,  porque de alguna forma ese tiempo “ocioso” puede significar una posibilidad de juntar fuerzas creativas para más adelante y organizar los pensamientos y hacer otras cosas que, sin saberlo, ayudarán a tener nuevas experiencias y juntar munición para en algún momento volver a esta tarea mágica de escribir.

Periodismo narrativo, crónicas, cuentos breves o poemas; poco importa, el asunto es sentirse llamado por los vientos creativos. Este hueco creativo o de falta de inspiración me pasó ahora… en cierta forma porque la realidad con sus mil facetas atropella y hay muchas cosas que arreglar en nuestro cotidiano que no siempre permiten concentrarse plenamente y plasmar en palabras lo que uno quiere. El Gran Angular fue una de ellas. Este período de sequía creativa se define para los que escribimos (tanto literariamente como periodísticamente) a “el miedo de la página en blanco”. Pero acá estoy, volví y volveré siempre porque alguien (un escritor) definió a este métier como siendo parecido a respirar cada día y eso no es muy diferente para mí. En el medio de esta experiencia (porque la falta de inspiración no deja de ser una experiencia) algunos pensamientos sincronizados me llevaron a investigar a un intelectual joven; Diego Sztulwark, que es un especialista en la obra de León Rozitchner, el filósofo argentino más representativo de un pensamiento progresista y vanguardista en Argentina. De hecho, Rozitchner, que se había recibido en la Sorbona (París, Francia) en 1952 tuvo a Merlau-Ponty y Levi-Straus como sus profesores más conocidos. Freud, Marx, Husserl, Sartre también influenciaron su obra, entre tantos. Pero antes de entrar en su biografía (o una síntesis de ella), veo dos coincidencias; una. que el último 4 de septiembre se cumplieron 10 años de su fallecimiento y la otra que había nacido un 24 de septiembre (como quien escribe estas líneas) claro que una generación antes, en el año 1924. Estos “descubrimientos” suscitaron lo que quería,  tener un asunto para escribir, y ahora lo tenía! 

En la página web filosofía.com leo lo siguiente;

 León Rozitchner, filósofo, ensayista y catedrático argentino, falleció el pasado día 4 de septiembre a los 87 años en Buenos Aires. (…) “De espíritu siempre crítico y abierto al diálogo, fue uno de los pioneros en establecer vínculos entre el marxismo y el psicoanálisis” , según recordaba el amigo de Rozitchner, el escritor Noé Jitrik, con quien se había distanciado en los últimos tiempos. Nieto de un rabino llegado a Argentina en el siglo XIX, también confrontó con el judaísmo, el cristianismo, la fenomenología, el peronismo y las dictaduras militares de su país. Era un pensador de izquierdas, pero también revelador de las contradicciones de este pensamiento. En los últimos años de su vida respaldó a los Kirchner (peronistas), aunque aclaraba que no era kirchnerista. Rozitchner había nacido en 1924 en Chivilcoy (164 kilómetros al oeste de Buenos Aires), en plena pampa argentina. Su padre tenía una mueblería. En la capital argentina empezó estudiando Medicina y acabó en Filosofía. Después se marchó a Francia y se doctoró en la Sorbona.(…)  Su obra tejió lazos entre el pensamiento de Ponty, el primer Marx y el último Freud. Tras doctorarse en París, volvió a Argentina. Fue investigador y profesor de las universidades de Buenos Aires, del Litoral, de La Plata y de la Escuela Superior de Bellas Artes. En 1976 debió exiliarse por el golpe militar y se marchó a Venezuela hasta 1985. Allí dio clases en las universidades Central de Venezuela y de Carabobo. 

Claro que el miedo de la página en blanco es solo una idea, otro tema para analizar que no tiene que ver necesariamente con Rozitchner; en realidad ni siquiera conmigo mismo… lo que sí hubiera sido interesante preguntarle es qué le parece esto y si alguna vez él lo sintió.  Autor de una veintena de libros; la mayoría ensayos sobre filosofía y política no imagino que ese “temor al síndrome de la página en blanco” lo hubiera perturbado. “Moral burguesa y revolución” (1963), “Freud y los límites del individualismo burgués” (1972), “Malvinas; de la guerra sucia a la guerra limpia” (1985), “Perón, entre la sangre, el tiempo, lo inconsciente y la política” (1985), “Ser judío” (1988), “Materialismo ensoñado (ensayos)”  (2011).  

Volviendo a Diego Sztulwark (otro con nombre difícil!); docente y politólogo, autor entre otros de “Buda y Descartes; la tentación racional”  y que ha editado una serie de conversaciones con León Rozitchner . La primera de ellas se denomina “Bricoleur” (que tiene que ver con el “bricolaje” que es un poco como Rozitchner se definía cuando estudiaba en París por no “devorarse todo Hegel” como hacían algunos y sí ir “pispiando” un poco de todo). Esas conversaciones se las puede bajar de youtube sin problema. Son cortas (alrededor de 10’) y amenas, para los no especializados en el lenguaje filosófico pero que requieren que se conozca algo de humanidades y de una visión general del pensamiento y sus protagonistas… también algo de geografía e historia, ya que las referencias a lugares, fechas y nombres de personalidades de la política y el pensamiento son recurrentes. Son muy buenas y sirven como una forma de arañar algo de la personalidad de León, al que conocí (era muy amigo de mi madre) allá por la década de los 70 y que además de su ya consagrada trayectoria por aquel entonces, tenía un estilo simpático y próximo… siempre con alguna palabra mordaz e inteligente. Recuerdo cuando algunos días después del golpe del 76 nos encontramos en su departamento y pronosticó que lo que se venía era muy grave, más que lo que aparentaba para algunos. Y así fue. Recuerdo también cuando elogió un poema mío, recién publicado en una revista rosarina (allá por el año 1975): “Muy bueno tu trabajo”, me dijo,  y amén del poema llamarse “Oda a la Luna”, yo, de hecho, estaba en las nubes.

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