El 25 de mayo y el revisionismo histórico

GRAN ANGULAR

SANTA ROSA 21/05/2021 Diario Tres Diario Tres
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por Valdir Peyceré

Hace un par de semanas leí un artículo de Pacho O’Donnell sobre la Revolución de Mayo y la actuación del pueblo en esa fundamental gesta patriótica. En especial la nota se detenía en la intervención de la “Legión Infernal”, también llamados de los “Chisperos” de French y Beruti; en su participación decisiva en los días anteriores al 25 de mayo y a su intervención para fustigar a los realistas y las posibles trampas que intentaron armar para perpetuarse en el poder a pesar del derrocamiento de Fernando VII en la Península Ibérica y el cambio de poder a manos de Napoleón Bonaparte.

Pacho O’Donnell quiere mostrar y demostrar que la historia oficial casi no considera la intervención de estas facciones populares dándoles la importancia que realmente tuvieron en los acontecimientos de mayo de 1810. Se encarga, también de desmitificar algunas cosas que la Historia no ha conseguido develar con seguridad, como que las cintas que identificaban a los patriotas eran de color celeste y blanca, cuando, la verdad,,parece que eran blancas y, para algunos historiadores tenían un agregado punzó para mostrar el estado de hostilidad o beligerancia hacia el virrey y la corona española.

Esa historia con olor a tortas fritas y chocolatada de la que habla con ironía  Felipe Pigna en Los  Mitos de la Historia Argentina deja de tener ese cariz de ingenuidad y magia con la que la aprendíamos en la escuela y los primeros años de la secundaria, cuando, lentamente íbamos descubriendo que entre las páginas dobladas de nuestros manuales y libros “oficiales” había otra historia por descubrir… un poco como que “Papá Noel”  ya no existía. Qué pena! Detenerse en esta historia real es saludable, porque muestra a estos dos patriotas llevando a cabo la resistencia del pueblo y la presión que “Los Chisperos” ejercieron sobre los cabildantes partícipes de la Corona. Después de leer con detenimiento la participación que les cabe en estos hechos  es casi inmediato querer saber algo sobre la vida de sus líderes; Domingo French (1774/1825)  y  Antonio Beruti (1772/1842). Pero antes, vamos a lo que Pacho O’Donnell nos cuenta en su nota:

   ¿Quiénes son los que despegan bandos virreinales, gritan consignas, enarbolan carteles? Son los “infernales”, como se llamaban a sí mismos con evidente intención amedrentatoria, los integrantes del grupo de choque liderado por un cartero, Domingo French, y un empleado de la administración virreinal, Antonio Beruti. También se los conocía como los “chisperos”, pues portaban armas de fuego, entonces detonadas a chispa. Eran una “patota” conformada por el pueblo bajo, que no desmerecería a las que hoy vemos en elecciones políticas, sindicales o en instituciones futbolísticas.

Estaban comprometidos con el movimiento de destitución del virrey. A la orden de Cisneros, Saavedra respondió que habiendo el rey de España perdido su poder y siendo él su delegado, no estaba obligado a obedecer su orden. Ante esta situación el virrey y sus colaboradores decidieron que aceptarían la convocatoria del cabildo abierto, pues nada tenían para perder, ya que a ellos correspondía enviar las invitaciones destinadas solamente a la clase dominante de Buenos Aires y ésta estaba constituida con predominio de funcionarios virreinales, comerciantes ligados al poder, eclesiásticos leales a España y criollos sumisos. Serían 450 invitados. La votación tenía vencedor de antemano. Sin embargo, cuando ésta llegó los presentes no pasaban de la mitad y su conocido resultado decidió la defenestración del virrey. Era a todas luces sorprendente, y más aún ilógico, pues lo que se trataba era esencial para la conservación de los intereses y privilegios de los “decentes”, como se autodenominaban, dejando la “indecencia” para los trabajadores y los pobres.

Atrás de la conformación de la famosa Primera Junta de Gobierno con el moderado  Cornelio Saavedra en la presidencia y la secretaría con el revolucionario Mariano Moreno y el muy diplomático Juan José Paso; estaba el impulso del cambio promovido por parte del pueblo organizado: Lo que quedaba de las milicias que habían resistido a las Invasiones Inglesas y los verdaderos patriotas que veían llegar su momento: Belgrano, Castelli y el citado Moreno que querían imprimir las ideas anti monarquistas  de Jean Jacques Rousseau a los vecinos de Buenos Aires y después al resto de ese enorme y algo vago territorio del Virreinato del Río de la Plata, transformado en las Provincias Unidas y más tarde en la República Argentina.  El legado de los héroes de Mayo es que se vaya descortinando esa historia algo secreta que no se encuentra en los manuales de historia mitrista y sí en los artículos y libros escritos por los historiadores revisionistas:  algunos más nacionalistas, otros menos; algunos con una mirada más latinoamericanista y progresista, otro menos; sus plumas antagonizan con mucho de lo escrito en los libros y manuales usados en sala de aula y que intentaron armar una historia única, favorable al status quo, a los interesas oligárquicos y de esa reducida porción de ciudadanos que se creen dueños de Argentina.

Manuel Gálvez, Félix Luna, José María Rosa, Arturo Jauretche, José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós, José Abelardo Ramos entre los más clásicos; Fermín Chávez, Mario Pacho O’Donnell,  Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde y Silvio Frondizi  en un grupo intermediario que tiene su ápice en la década del setenta y más recientemente Hernán Brienza, Hugo Chumbita y Felipe Pigna entre otros.

Esa historia llena de “nuevos” hechos y “nuevos” protagonistas debe conformar una bibliografía donde se empiece a narrar ‘la historia por detrás de la historia’. La Historia con H mayúscula, esa que nos trataron de esconder para el bien de los pocos de siempre, los dueños de las consciencias. Que esa renovación suceda depende en gran parte de nosotros. 

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