Cine: Gus Van Sant y el vacío existencial

SANTA ROSA 02/10/2020 Diario Tres Diario Tres
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por Valdir Peyceré

El nombre de este director de cine norteamericano  a muchos de ustedes probablemente les parezca totalmente desconocido, pero si me pongo a comentar las películas que realizó  es casi seguro que una buena porción de los lectores de Gran Angular  las conozca  y piense; -  ah, ¿entonces así se llamaba el director de estos filmes?!  Así que ahí va: “Drugstore Cowboy” (1989), “Todo por un sueño” (1995),  “Una mente indomable” (1997), “Elephant” (2003) y “Milk” (2008); entre otras.

De todas (y falta nombrar a muchas!), las más conocidas son seguramente; “Una mente indomable” y “Milk”… La primera con las actuaciones de Matt Damon y Robin Williams y la segunda con la de Sean Penn como el militante homosexual en los años setenta en San Francisco. Grandes intérpretes y excelentes temas, pero hay otras que se codean con estas en cuanto a la fuerza interpretativa y sobretodo (y aquí sí tenemos la gran virtud de Van Sant) el ritmo, que son “Todo por un sueño” con las grandes interpretaciones de Nicole Kidman y el que por ese entonces todavía no era muy conocido, Joaquín Phoenix. Película de 1995; la oscura y competente “Mi mundo privado” o “Idaho; el mundo de mis sueños” con la interpretación del hermano de Joaquín quien prometía mucho en la tela grande: River Phoenix con la participación de su amigo, el a esa altura ya reconocido;  Keanu Reeves de 1991. Y yéndonos unos años atrás, otro movie que fue un gran éxito: “Drugstore Cowboy” con la aparición de Matt Dillon en el rol protagónico.

Casi todas las películas firmadas por él me gustaron y dos virtudes tiene este cineasta que no se ven siempre: el ritmo y la fotografía caminando a la par… En el caso de “Elephant” (que se la puede subir por youtube) la cámara se comporta como un ojo más… es lo que se define como “cámara subjetiva”… uno de los protagonistas (el “bueno”) es quien comanda esa mirada desde afuera a ese trágico episodio que relata: dos chicos (adolescentes) de un colegio secundario americano que se “vengan” de los “bullying”  a que eran sometidos por muchos de sus compañeros, matándo a todo  el que se  aparece en  su frente… fue la famosa masacre de Columbine, que Gus Van Zant “relata” fílmicamente de forma ejemplar. Pienso, hoy, después de haber asistido en forma fragmentaria a “El Ángel” (sobre el serial-killer argentino, Carlos Robledo Puch, filmada por Luis Ortega en 2018) , algunas coincidencias… la banalización de la violencia, también el “contra punto” con el talento en algo que está “muy bueno” para un film,  pero que quién sabe si habrá sido “tan así” en la realidad: me refiero al momento en que en uno y otro movie  los protagonistas tocan el piano: en el caso de “Elephant”, (Palma de Oro en Cannes, 2003)  uno de los protagonistas toca la famosa pieza de Beethoven, “Pour Elise”  y en el caso de “El Ángel”,  la introducción al  Himno Nacional Argentino. Escenas emblemáticas que dan un “frío en la espina” cuando uno piensa que dos magníficas composiciones musicales pueden ser interpretadas con competencia por estos jóvenes  asesinos… Cine y realidad se tocan hasta cierto punto; de cualquier forma la situación de esta realidad parece que nos supera porque las cifras de la violencia en los EEUU siguen en aumento. De alguna forma Gus Van Sant (Louisville, Kentucky, 24/07/52)  nos hace que sumerjamos en esta realidad con la vibrante y fuerte Elephant.  Esa ventana por la que mira la realidad social de su país se sintoniza y deja entrever parecidos con nuestras realidades latinoamericanas. Sintoniza ese vacío existencial de muchos. Ese vacío que con este síndrome de la pandemia se hace más agudo y presente. Miedo al otro, cuidado con el otro, mantenerse alejado físicamente del otro. Un planeta solitario que sigue girando y siendo cada vez más solitario. Que a lo mejor en nuestro pequeño mundo cotidiano podremos entretenernos, pensar y disfrutar  con sus  películas; a la vez vibrantes, modernas  e inteligentes.

 

   

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