Crónica de la post pandemia IV

SANTA ROSA 18/09/2020 Diario Tres Diario Tres
de

por Valdir Peycerévaldir cara

 
En uno de los tantos programas en los que el presentador habla con un entrevistado por  “zoom”; el actor Pablo Echarri  comentaba sobre las dificultades actuales de la profesión artística actoral y la imposibilidad de seguir trabajando mínimamente bien, ya que ¿cómo representar una escena amorosa si una pareja que se conoce recientemente tendría que, en vez de besarse enviar un mensaje de texto o un whats app?... Atrás de esta humorada hay, sin embargo, algo muy cierto y pavoroso; ¿cómo seguir con un bies de normalidad algo que ya dejó de ser “normal” hace tempo?. Hace aproximadamente seis meses desde que comenzó la guerra al Covid 19; o sea, nuestras vidas en “modo virtual”.

El golpe sigue siendo muy duro desde donde se lo mire, la pandemia generó un corte en nuestras vidas y creó una perspectiva cargada y casi fantasmagórica… una perspectiva de ciencia ficción, donde unos están un poco más “a flote” que otros. Me refiero a lo profesional, a sus metieres diversos, sus gustos, sus actividades físicas y recreativas…e, incluso, culturales.  Hace algunas semanas éramos “zona blanca”  y hoy, infelizmente no lo somos más como no lo son más la mayoría de las ciudades medianas y grandes y muchas de las pequeñas en crecimiento, como la nuestra. Lo que tenemos, sigue siendo lo mismo de siempre, que no es poco: la naturaleza, los espacios verdes, la calidad de vida y la población que excepto en la zona céntrica es muy baja y espaciada. 

En lo personal no me quejo porque hago lo que me gusta: la conducción del programa de radio los sábados a la noche por Flash FM y las crónicas y notas para esta revista (o diario, yo la sigo llamado “revista”…). El vínculo con mis oyentes y lectores es lo que más me motiva, ese “ida y vuelta” de saber que del otro lado hay alguien que te devuelve su punto de vista y que valora tu trabajo es fundamental. También en mis gustos; la contemplación, la poesía, mis perros, las plantas, la pequeña huerta, las lecturas, las películas y la gratificación de esa vida social algo limitada pero que todavía se cristaliza de una buena forma en una charla con  amigas/os, o en un momento de “encuentro” aun cuando sigamos atados a los “protocolos” y la tensión que subsiste en el aire.

Desembocamos en esta pandemia por “obra” de nuestra impericia para manejarnos en el medio natural, por haber sido (y seguir siendo) una especie subyugadora y destructora de la diversidad, o sea, de nuestro ambiente y su ecosistema. No supimos lidiar con nuestra necesidad de poseer y maltratar al prójimo y he aquí los resultados. Trump, Bolsonaro, Macri son fruto de esa misma y catastrófica elección suicida por parte de las mentes embotadas y lavadas por los medios masivos y masificantes de las derechas continentales. Esa posibilidad de que estas experiencias no se repitan están más que nunca en nuestras manos pero para eso habrá que “atar cabos”  y organizar estados más justos y más plurales donde la vorágine capitalista no prevalezca. En fin; por ahora lo que hay que hacer es no alejarse de nuestros sueños y tratar de construir,  aunque parezca una utopía,  pero, ¿qué mejor que las utopías para (como decía Eduardo Galeano), seguir avanzando?. La construcción de la mujer y el hombre “nuevas y nuevos” son nuestra única esperanza. Ella está en algún lugar, atrás o delante de esta pandemia. Nuestra misión será comenzar a construirla.

 

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