Confieso que fotografié (ordenando fotos)

GRAN ANGULAR

SANTA ROSA 31/07/2020 Diario Tres Diario Tres
VA

por Valdir Peyceré

Cajas y cajas, carpetas, álbumes… años y años, tiempo guardado… hace un mes inicié el arreglo de un cuarto, de una biblioteca y de toda una gran cantidad de cosas guardadas: fotos, postales, afiches, carteles, poemas, dibujos, mapas, cartas… pero principalmente fotos. 

Estaban mal guardadas, o mejor, no “habían encontrado” el mejor lugar para hacerlo. Algunas (muchas) familiares, guardadas en sobres y en cajas. Saltando un par de generaciones para atrás, me encuentro con aquellas de mis abuelos… mi abuela con grandes sombreros o con el cabello recogido (un poco a la usanza de las décadas del 30 y 40), mi abuelo elegante, con un pañuelo en el bolsillo de arriba del saco, un poco “a lo Gardel”…épocas a las cuales  corresponden la mayoría de las fotos de mi abuelo como gobernador del entonces Territorio Nacional de Misiones entre 1938/41. Coinciden con los primeros años de la II Guerra Mundial… y, de ahí, también hay muchas anécdotas… que tenían que ver con el cónsul alemán, con las comunidades alemanas, suecas, polacas que no eran chicas en aquellas regiones próximas a la famosa “triple frontera” que en aquella época era cosa de colonos abriéndose paso en la selva misionera. Aparece mi madre, claro, y mis tías y algunos personajes que con el tiempo se van tornando anónimos… aunque  la familia de mi madre era grande y tenía (tiene) antepasados principalmente en Corrientes y Entre Ríos.

Pero también están las mías. Las fotos de sociales, de book de modelos, de vernissages, retratos y eventos sacados en las Oficinas Culturais Três Rios y en el  Paço das Artes en São Paulo  entre los años 1988/95… y muchas que realicé aquí, en Santa Rosa de Calamuchita, en la época que coordiné  talleres, workshops, charlas,  encuentros  y safaris fotográficos entre 2007/14, principalmente. Fotos de grupos, fotos de los alumnos (o participantes) de todo aquello. Bastante emocionante hacer esa retrospectiva: Yacanto, Amboy, San Ignacio, los hoteles abandonados de Embalse, El Durazno, El parador de la Montaña, Amancay, Los Reartes y  Villa General Belgrano...  probablemente me olvido de algún lugar de los alrededores, pero esos fueron los principales. Santa Rosa fue clicada de arriba abajo. Tantas fotos al final  “encontraron su lugar”. Inventé un estante casi mapoteca para que quedaran “bien”, con la dignidad que merecen. Muchas exposiciones rindieron toda esta producción imagética. Todavía hay algunas más para ordenar, algunos filmes (porque mucho fue hecho con equipo analógico) y las propias cámaras analógicas y lentes tampoco se quejaron del lugar que les adjudiqué.

La fotografía es un poco todo eso: pero, como casi todo, está hecha de tiempo. Hecha de pedazos de historia. Pedazos de recuerdos. Ya comenté aquí la necesidad de ver la imagen, de entenderla desde una perspectiva artística. Una perspectiva de quien considera que la composición y el lenguaje valen. Que deben ser bien conocidos y, si posible, reconocidos. Organizar los espacios, los tercios y los  “puntos de oro” (que son los lugares donde se encuentran los principales elementos de una imagen)  para que queden armoniosos a la vista. Todo eso está ahí y mientras escribo, la biblioteca “fotográfica” me devuelve los ensayos de Cartier – Bresson, Edward Boubat, Robert Doisneau, Jeanloup Sieff,  Ansel Adams, Lee Friedlander, Sara Facio (con el famoso retrato de Julio Cortázar fumando) y Leonardo da Vinci (1452/1519)… sí, Leonardo, el genio; el artista completo, el inventor del espectógrafo y la cámara oscura… los primordios de la cámara fotográfica.  Termino esta nota con una reflexión de Leonardo sobre el ojo como “ventana del alma”: ¿No ves que el ojo abraza la belleza del mundo entero? (…) es la ventana del cuerpo humano (…) el espíritu del pintor debe transformarse en un espejo que adopta el color y se llena de tantas imágenes cuantas cosas tenga frente a  él.  Y es verdad; ahí están todas estas imágenes, para confirmarlo!

 

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