Naturaleza y pandemia

GRAN ANGULAR

SANTA ROSA 15/05/2020 Diario Tres Diario Tres
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por Valdir Peycerévaldir cara

 

Ya había comentado que escribiría sobre esto. Siguen los casos de especies animales que se “aventuran” en medio de nuestro hábitat… pero ahí viene la primera pregunta. ¿Nuestro? Nosotros, nuestra vapuleada especie, fue, en realidad, quien le robó su espacio a las otras especies.

Animales acercándose a los conglomerados urbanos; flamencos rosados “invadiendo” los canales de Venecia; delfines nadando cerca de la costa del mar Adriático;  patos caminando tranquilamente por el centro de París; osos perambulando cerca de regiones en las que no se los veía, y en el Yosemithe Park triplicando  la cantidad de sus habitantes; ciervos de los pantanos vistos en el Delta  del Paraná  y después están los pumas.

El caso de aquel que bajó de las sierras chicas y paseaba por Villa General Belgrano… otro, de la especie Yaguatungui (considerado en extinción), encontrado  en un patio de una casa de La Paz (Entre Ríos)… también en Chile, aproximándose del ejido urbano de Santiago y otras ciudades; los pavos reales andando por las calles de Madrid y algunos jabalíes por las sofisticadas alamedas de Barcelona. Son algunos casos de numerosas especies de la fauna salvaje que recupera  los espacios que alguna vez fueron suyos.

También este colosal y saludable cambio se ha dado en lo que tiene que ver con la atmósfera y la pureza del aire y la calidad de los ríos, lagunas y corrientes de agua que han recuperado su transparencia. Los ejemplos más citados son (¡nuevamente!) los canales de Venecia (Italia) y el cordón del Himalaya con sus imponentes picos nevados que antes no se veían por causa de la polución y hoy se pueden observar a simple vista desde algunos conglomerados urbanos del norte de la India. Y volviendo a nuestro país; la polución de la ciudad de Buenos Aires mejoró en un 50%... el aire que se respira es mucho más puro y libre de anhídrido carbónico que antes de comenzar la cuarentena.

Una de las últimas informaciones sobre animales en libertad que recuperan su espacio viene de una nota de Página 12:  Las medidas de aislamiento adoptadas en diferentes países para frenar la pandemia del coronavirus obligaron a más de 3.000 millones de personas de todo el mundo a quedarse en sus casas.

La reducción de la circulación del ser humano no sólo generó beneficios para el medio ambiente, sino que brindó mayor libertad a distintos animales, muchos de los cuales se animaron a regresar a sus antiguos hábitats. La última novedad vino del Reino Unido, donde se avistaron por primera vez en 240 años águilas de cola blanca, el ave rapaz más grande del país, en su hábitat natural. Claro, el artículo se explaya mucho más y hace un histórico del “águila de cola blanca” que es una especie enorme de más de 2.5 m de largo con las alas extendidas y que puede llegar a pesar 7 kg. La nota comenta que esta águila proviene de Escocia y que a finales del siglo XVIII se la comenzó a cazar de forma continua lo que redujo su número significativamente, desapareciendo de la mayoría de los países europeos. Hoy, la Real Sociedad para la Protección de Pájaros está empeñada en protegerla y ha comenzado a soltar varios ejemplares con un GPS con cada ejemplar para poder monitorearlas en la Isla de Wight. Con esto se espera que haya cruza entre ellas y que vuelvan a habitar el sur de Inglaterra.

También se ha visto al leopardo de las nieves, una especie todavía más rara y considerada en franca extinción en Rusia. Un felino que vive a 6.000 msnm y del cual se sabe muy poco. Lo que sí se sabe es que su población actual debe andar por los 5.000 ejemplares pero que hace años no se avistaba ninguno.

La hazaña la logró el biólogo Aleksey Kuzhlekov  en el Parque Nacional Sailugem, cuando percibió que un bulto caminaba no muy lejos de donde se encontraba. Apuntó su cámara de fotos e hizo unas instantáneas de una hembra a cerca de apenas 20 metros!

La lista sigue y es probable que en el momento de escribir esta nota alguna otra especie sea avistada. Me olvidé de los pingüinos en Miramar y Necochea y de los lobos marinos caminando tan campantes por las calles de Mar del Plata… Lo que no podemos es olvidarnos de lo perniciosos que somos y del mal que le hacemos a nuestra flora y fauna. No podemos olvidarnos de los cazadores furtivos que cazan en lugares prohibidos y los que cazan especies en extinción y algunas preciosidades como jirafas y elefantes. No podemos olvidar ni hacer la vista gorda; debemos plantarnos con leyes estrictas de protección y penalizar ejemplarmente estas prácticas criminales. Hacerlas cumplir implicará en una vida más sana para el Planeta, su equilibrio de biodiversidad y nuestra propia sobrevivencia.  

 

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