
por Franco Sarachini
A pesar de la reconocida historia de la isla, todavía un amplio sector reniega de ciertos aspectos cubanos que a todas luces representan un éxito no sólo para los residentes sino para el mundo. Es que luego del triunfo de los guerrilleros por encima del régimen dictatorial de Fulgencio Batista allá por 1959, los ojos del mundo se colocaron sobre Cuba. Esa victoria, que fue un faro de esperanza para las ideas revolucionarias de entonces (que vislumbraban un futuro nefasto ante el sistema que planteaba el capitalismo), se vio amenazada en más de una oportunidad. Y aún sigue siendo así.
Vale recordar que por ese entonces, el mundo era bipolar y lo que estaba en puja era el esquema de organización principalmente en cuanto a lo económico, siendo los bloques socialistas y capitalistas los segmentos que se debatían el modelo internacional a implementar: Estados Unidos (EE.UU.), a la cabeza del capitalismo; la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), al frente del socialismo.
En medio de eso, y con la alzada del estandarte de las profecías comunistas, un grupo de idealistas consiguió una victoria que se mantendría hasta estos días. A lo lejos, quedó por ejemplo la famosa crisis de los misiles, y una seguidilla interminable de artimañas utilizadas por Norteamérica para doblegar a la isla.
Pero Cuba sobrevivió. Y no sólo se antepuso a cada estrategia yankee por destruir al único sueño comunista que rige a un país en el mundo, sino que tuvo y sigue teniendo logros que sorprenden al mundo.
Desde el inicio de la pandemia mundial generada por el coronavirus, el pequeño país ha enviado 22 embajadas médicas a cuatro continentes diferentes. Unos 1450 hombres y mujeres han partido rumbo a Sudáfrica, Angola, Qatar, Honduras, Italia, México, Barbados, Belice, Granada y Surinam, entre otras naciones. Vistiendo batas blancas, han sido recibidos en todos y cada uno de los países con sumo agradecimiento y gratitud ante un pueblo que ha plantado en estos 60 años la bandera de la solidaridad.
Sólo en la Argentina, el anuncio de la llegada de unos 200 médicos cubanos generó una polémica y el oportunismo de la oposición, planteando cuánto costaría la estadía de los mismos. Es que ese sector parece no haber escuchado las palabras del presidente Alberto Fernández, o siquiera haber comprendido el significado de poner la salud por encima de la economía.
Se puede estar de acuerdo o no con las políticas implementadas por el gobierno cubano (no es materia de debate en esta columna), pero sería necio desconocer que el sistema de salud que poseen representa un salto de calidad al propuesto en cualquiera de los países capitalistas del globo. Es que esta realidad trágica que atraviesa la población no hace más que desnudar el ineficiente y lamentable esquema sanitario de los denominados “países de primer mundo”.
Cuba no sólo ha enviado centenares de epidemiólogos, médicos de familia, biotecnólogos, electromédicos, bioestadistas, gestores de la información y especialistas en materia virósica, sino que trabaja en una vacuna con tecnología propia contra el COVID-19. Así, desde hace más de dos semanas, se busca desarrollar un inyectable que apunte a activar el sistema inmunológico y ataque al microorganismo que produce la enfermedad.
Dicha información fue confirmada por el director de Investigaciones del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, Gerardo Guillén. En síntesis, se está probando un medicamento tanto con aplicaciones nasales como sublinguales, que podría llegar a ser la respuesta a la pandemia.
Habrá que ver si esto prospera, mucho más en medio de bloqueos estadounidenses de materias primas e insumos para medicamentos a la isla. Es que ni en tiempos donde la solidaridad es lo único que está salvando vidas, el Imperio del Norte deja diferencias de lado con el pequeño país, intentando someterlo como viene haciendo desde hace seis décadas.
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
Cuando la Revolución se venga abajo,
Que machacarán mis manos y mi boca,
Que me arrancarán los ojos y el badajo
Será que la necedad parió conmigo,
La necedad de lo que hoy resulta necio:
La necedad de asumir al enemigo,
La necedad de vivir sin tener precio
Yo no se lo que es el destino,
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví
Yo me muero como viví
reza una de las prosas que Silvio Rodríguez inmortalizó en “El necio”.
En otras palabras, quiso decir que aunque vengan cien vendavales y le pongan miles de palos en la rueda, esa Cuba seguirá sosteniendo sus pilares de fraternidad y hermandad cada vez que el mundo lo necesite. No se puede decir lo mismo de Estados Unidos, que ni siquiera cuida a los propios, exponiéndolos a un virus que ya se llevó la vida de más de 63 mil norteamericanos.