Y en el medio, Sartre…

GRAN ANGULAR

SANTA ROSA 01/05/2020 Diario Tres Diario Tres
SART

por Valdir Peyceré

Tener el día medianamente planificado. De mañana ver los titulares de Página 12  y escuchar la FM de la UNC “Más que música” o alguna otra solo de música que bajo de Tunein… “Hobo Alley”, “Sound Mania”  o “Alive”…  preferidas (una americana y dos alemanas) y ahora, una rara ELM Bs. Aires, con música que va de la balada country a los blues, el indie y el rock progresivo.

Si quiero aislarme y no escuchar ni ver más números de la pandemia es una buena escuchar estas radios que parecen conformadas por largas play-list de alta calidad sonora. Después, algunas cosas cotidianas e ir pensando cuál será el “menú” del día (cosa generalmente planificada el día anterior)…  si el día lo permite, aun habrá tiempo de ver como están las plantas en el jardín… y, a veces dibujar o pintar (o las dos cosas) algún paisaje…  todo eso de mañana.

Después del almuerzo, generalmente  trato de leer un poco, cosa que no siempre lo consigo porque con ese solcito del otoño la somnolencia me invade poco a poco y a veces mal paso de un par de páginas, resultado: siesta! Y así se va conformando el ritual de la cuarentena que avanza tarde adentro. Después repasar los trabajos con la compu; terminar de armar el programa de radio que ahora lo grabo junto con el compañero de trabajo, Matías López que me da una buena mano desde la Flash FM… “La luz de la manzana”  tiene que salir sí o sí… por los oyentes, por los sponsors y por mí mismo!. Y lo que estoy haciendo ahora;  esta buena costumbre de escribir el Gran Angular… los temas siguen (lamentablemente) atados al famoso Covid19. Tengo la temática de la naturaleza y la pandemia como una posibilidad concreta, además una idea interesante de que la Naturaleza está volviendo a ocupar el territorio que estuvimos sacándole a la fauna y la flora silvestres. Los animales parece que se estuvieran “vengando” silenciosamente! Qué bueno! Ojalá ocupen nuevamente sus espacios usurpados por nuestra lamentable especie y ojalá también los asesinos y maltratadores de la fauna estén bien “atrapados” en sus “refugios” y no salgan más a cometer esas tropelías! Por lo menos no cuesta imaginar ese fin para esos delincuentes que estaría muy bueno!

Pero en el medio de todo esto y mucho más, se cumplieron 40 años del fallecimiento del gran  Jean – Paul Sartre (1905/80), el filósofo, escritor y agitador político francés. Existencialista, marxista humanista, casi un “hombre nuevo” desde una cierta concepción guevarista de la condición humana. Así que quedé con la espada contra la pared. ¿Qué hago? ¿Sobre qué escribo? Sartre apareció como una realidad concreta (porque ya lo había hecho en otros GA pasados pero siempre vale la pena). Su monumental obra filosófica y literaria sigue ahí para que entremos en sus vericuetos de pensamiento y de prosa vitales como el aire que respiramos. Pero, sobretodo, al volver sobre los pasos del tiempo y hacer un ejercicio imaginario es imposible no pensar en – “¿Qué habría pensado Sartre sobre todo este asunto de la pandemia?”… junto con dos o tres personas más es algo que se me impone. Mi madre; la pedagoga María Alicia Romaña (1927/2012); el filósofo León Rozitchner (1924/2011) y el dramaturgo brasilero José Celso Martínez Correa (“Zé Celso”); ¿qué pensarían? Son ellos los que vienen a mi mente, entre tantos posibles. Tal vez agregaría a un amigo de mi generación (también brasilero) desaparecido prematuramente; el escritor y poeta Juvenal de Souza Neto (1956/90). Excepto Zé Celso, que vive y que cumplió 83 años hace poco, los otros, claro, han fallecido. ¿Y porque me aparecen estas personas y estos recuerdos? Algo misterioso debe haber, pero, estoy seguro que porque todos estaban alineados en ser individuos no sumisos, libres y pensantes.

Principalmente odiaban la mediocridad y siempre alimentaban un pensar original y creativo. Probablemente, sino todos, la mayoría tendría en manos algún texto; algún ensayo filosófico – existencialista – político como Jean Paul Sartre casi seguro lo haría. El ser y la nada, El existencialismo es un humanismo, Crítica de la razón dialéctica, El problema del método en lo que tañe a su pensar filosófico. Después vienen sus ensayos existencialistas o de mordaz crítica a los modos burgueses como Las Moscas, La Náusea, El idiota de la familia y podemos colocar como más “literarios” a  Los caminos de la libertad (La edad de la razón), Las palabras (un ensayo autobiográfico de su infancia), La infancia de un jefe, Escritos sobre literatura o Muertos sin sepultura… De estos últimos leí los tres primeros e intenté sin éxito leer “La Náusea”…  Estos algunos de sus libros más populares.

Suena raro “hablar” de un filósofo popular, pero Sartre lo era. Su militancia política siempre del lado de los “humillados y ofendidos” y de las mayorías. Sartre pensaba que un intelectual debía involucrarse. Y fue fiel a lo que predicaba: contra la Guerra de Vietnam, a favor de la liberación de los estados coloniales (a favor de Argelia libre), contra el stalinismo, a favor de las demandas obrero – estudiantiles del “Mayo Francés”, anti el status-quo; a favor de la revolución cubana (es famosa su entrevista con el Che Guevara junto a su compañera, Simone de Beauvoir). La obtención del Premio Nobel de Literatura que rechazaría en 1964 sería otra carta de su compromiso con la libertad absoluta (aunque pueda parecer exagerado). Ya su adhesión a algunas facetas del pensamiento de Martín Heidegger o Frederich Nietzsche se cuentan, para algunos, como una contradicción… Claro, estos pensadores alemanes con su forma de ver al hombre y su condición (“el super – hombre”, etc)… abrieron camino para  lo que desembocaría en el totalitarismo hitlerista.  Pero el pensamiento puede nacer libre y después contaminarse, en eso creía Sartre y que no todo lo pensado por estos dos filósofos tiene en su raíz estas tristes tesis. Pero el humanismo viene de la mano de Hegel, Kant, Husserl, Merlau – Ponty, Camus…  En este espacio de tiempo de total incertidumbre para la especie humana quien sabe sería bueno leer algo o escuchar esa voz tan vibrante y actual. Un pensamiento que revaloriza a nuestra vapuleada especie. Un pensamiento y una voz que se llama (porque se sigue llamando), Jean Paul Sartre.

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