Feliz año viejo

GRAN ANGULAR -COLUMNA

SANTA ROSA01/01/2020Diario TresDiario Tres
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Por Valdír Peyceré

De vez en cuando me acuerdo de él. De vez en cuando recuerdo que leí hace mucho su libro: Feliz ano velho. Marcelo Rubens Paiva por alguna razón viene a mi memoria de vez en cuando, así como surge también la del mucho más conocido (por lo menos dentro de Argentina), Herbert Vianna.  Me acuerdo, porque la vida está hecha de accidentes y estos dos personajes los tuvieron de forma diversa y casi fatal. Los dos también comparten algo en común; la inteligencia y el talento artístico; los dos brasileros, los dos sufrieron parálisis  de la cintura para abajo; los dos de la misma generación (Marcelo nacido en 1959 en São  Paulo y Herbert en 1961 en João Pessoa pero brasiliense y carioca  por opción) , el primero hijo de un diputado socialista, perseguido, torturado y desaparecido durante la dictadura brasileña (1964/85) y el segundo, el famoso líder del grupo de rock y reggae Os Paralamas do Sucesso. Marcelo Rubens Paiva se tiró a los 20 años desde una cascada y sufrió una grave contusión que damnificó su  columna; Herbert Vianna cayó con un avión ultraligero en la costa de Rio de Janeiro cercana a Angra dos Reis. En el accidente falleció su esposa y él quedó 44 días inconsciente…incluso por algunos días posteriores a su “despertar”, quedó desmemoriado, hasta que lentamente la fue recuperando.

Escribo un 30 de diciembre. Un 30 de diciembre de 2004 ocurría la tragedia de Cromañón, con 194 muertes y más de 1400 heridos, muchos de ellos quedaron con graves secuelas físicas y psicológicas hasta hoy. Recientemente se lanzo al mercado editorial un libro que se llama “El día en que apagaron la luz” de  Camila Fabbri  (aunque el título también remite al de un tema de Charly García de la época de Sui Géneris) que asistió a uno de los shows de Callejeros del día anterior al dramático suceso. Ella explica en el libro lo que tuvo que ver con los adolescentes que se denominaban “rollingas” y las secuelas de post-Cromañón en esos jóvenes.  En una entrevista a Página 12 explica que su libro no trata de la banda Callejeros específicamente y sí de ese trauma vivido por su generación que en aquellas jornadas era extremamente joven (Camila tenía solo 15 años cuando del evento narrado). No quiere tampoco poner el dedo acusador  en Callejeros específicamente porque considera que por aquella época  “era una costumbre usar bengalas en los shows de rock” pero sí cree que parte de responsabilidad por los hechos tienen ya que eso se podía haber previsto.  En lo personal también tuve una experiencia traumática exactamente hace 5 años: un 31/12/14 cometía un desliz que me produciría algunos problemas también físicos y psicológicos (siempre hay algo que involucra lo psicológico después de algún daño físico!). De cualquier forma no quiero comparar pero está claro que mucha fuerza de voluntad ayuda a no haber dejado prácticamente de salir al aire con mi programa de “La luz de la Manzana” los sábados a la noche  y de escribir esta columna en la TR3S como mis lectores habrán visto también sin interrupciones. La ayuda de amigas/os y familiares hicieron el resto,  pero sin duda es uno mismo quien hace la parte principal.

Marcelo Rubens Paiva escribió numerosos libros (aparte del nombrado al que le “robé” el título para este GA). Es dramaturgo, escritor y periodista, llegó, incluso a tener un programa de TV (Fanzine) allá por el comienzo de los años 90’ y escribió columnas para diversos diarios y revistas entre los que figuran Isto É y Folha de S. Paulo. Herbert Vianna volvió a tocar (¡hace rato!) y a producir y escribir letras para su amada banda Paralamas además de presentarse en shows en vivo con la maestría de su voz y guitarra eléctrica, aun cuando lo tenga que hacer desde una silla de ruedas.  Ellos son ejemplos de superación y fuerza de voluntad. Tal vez por eso vuelven de vez en cuando a mi memoria.  Ahora que se abre una nueva perspectiva para la Argentina con un gobierno del campo popular que desde que inició mostró su preocupación por los de abajo,  se podrá festejar, se podrá brindar por un 2020 para refundar la Patria tan dañada por las nefastas políticas del neoliberalismo.  Y se podrá recordar a los que en días 30 o 31 no tuvieron la misma suerte que muchos. Levantar las copas tiene que ser algo más que un “feliz año nuevo” y pensar lo que queremos tener del reciente pasado, la unidad, la perseverancia, la sabiduría de saber optar y la voluntad de no renunciar a lo que somos. Aun cuando en el medio del camino hayan pasado  “algunas cosas”.