
Roberto Fontanarrosa eligió el título “Usted no me lo va a creer” para su libro de cuentos sobre Fútbol; esta frase bien podría preceder y encuadrar la enunciación del “bolazo” que se viene. Sin embargo, es difícil que cuando alguien esté dispuesto a lanzar una mentira, prevenga al interlocutor sobre la desconfianza del relato; muy por el contrario, se expresará con absoluta convicción.
Hasta aquí una de las primeras diferencias entre la mentira y el bolazo. Le propongo entonces entrar en la historia de las mentiras y los bolazos, para encontrar otras distinciones.
Uno de los primeros teóricos sobre la mentira nació en noviembre de 354 en Tagaste, una antigua ciudad en el norte de África, actualmente Argelia. Los estudios indican que él y su familia eran bereberes. Pero prefieren ocultar que era africano y destacan que el lugar era una provincia romana. A veces ocultar datos también es una forma de mentir.
La persona de quien hablamos, llevaba una vida mundana, gustaba del teatro y la literatura, buen orador, se dejaba conducir por sus pasiones, abrevó en las distintas corrientes filosóficas en búsqueda de la verdad. A los 34 años este “trueno vestido de nazareno” escribió sus “Confesiones” y se entregó a la doctrina cristiana.
Hoy lo conocemos como San Agustín y se dedicó a clasificar las mentiras:
a) existen mentiras que perjudican a otros... (por ejemplo, las cifras del Indec y el ajuste de los salarios y a jubilados);
b) las mentiras que dañan a alguien sin provecho para nadie..(las calumnias)
c) las mentiras que favorecen a alguien pero perjudican a otro (las noticias falsas o fake news)
d) hay mentiras puras, o sea, la mendacidad del que miente sólo por el deleite de engañar (todos hemos conocido a alguno o alguna)
e) hay mentiras que intentan embelesar en la conversación (habitualmente los llamamos fantasiosos)
f) cabe reconocer un tipo de mentiras honestas que no dañan a nadie y favorecen a alguien ….(mentiras piadosas)
g) mentiras que no perjudican a nadie y son provechosas para una tercera persona (como cuando se miente al asesino para salvar a su víctima)
h) existe un tipo de mentira que a nadie perjudica y permite que una persona no sea mancillada, corporalmente violentada o sumida en la inmundicia (presumo que hay una referencia a cierto tipo de sectas).
-Los entre paréntesis me pertenecen-
Toda clasificación es incompleta. Yo me permito agregar otra categoría de mentirosos: el mitómano, que es aquel que miente de manera compulsiva y obsesiva y que llega a creerse de sus propias mentiras. De estos hay que cuidarse mucho porque pueden hacer graves daños a la sociedad.
El Inodoro Pereyra no me deja mentir: Creo que el problema no es el injusto reparto de la riqueza, Mendieta. Es el generoso reparto de la pobreza -Que lo parió Don Inodoro. (Fontanarrosa Roberto).
Estos vientos de ahora no traen verdades. Disculpe usted, ahora recuerdo a Yugular Braquicero, el casau con Timorata Gandul.” “La invitó a bailar un pericón con relaciones (…) ella se le enojó porque aquel lugar (…) no era el más apropiado para tener relaciones”, “entonces la invitó a bailar un cielito … (Juceca)
Por eso de la memoria recurro a otro personaje histórico. Llegó al estuario del Rio de la Plata, según Daniel Balmaceda -en Oros y Espadas-. El tipo era cura y fue procesado por emborracharse en lugares públicos, ser un mujeriego y acusar de “moros y judíos” a quienes lo enfrentaban. Su inconducta hizo que lo expulsaran de América, y regresó a Europa en 1559. Allí escribió un poema épico sobre la conquista española y bautizó a este territorio con la palabra “Argentina”. A los reyes españoles, les dijo que se trataba de una crónica fiel de lo que había vivido. Pero lo cierto es que el cura habla de que en estos pagos hay sirenas que enloquecen a los hombres, indios caníbales, ciudades sumergidas en lagunas, peces anfibios que persiguen mujeres y mariposas que se transforman en ratones.
El Bolacero se llamaba Del Barco Centenera y escribió un poema maravilloso. LA ARGENTINA O LA CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA.
Para hablar de embusteros o bolaceros nada mejor que Don Verídico en “Las aguas bajan turbias”. Porotito Porosa supo estar de novia con un tal Batatito Fakir, que le decían "El gato" porque le disparaba al agua. Una ignorancia pal respeto de la higiene, que un día le regalaron un jabón y no lo quiso porque dijo que la manteca le pateaba el hígado. Eso sí, un hombre que gustaba usar perfumes, que se los fabricaba él mismo con creolina, ajo pisado en mortero, azafrán pa darle un tono y un chorrito de alcohol pa que evaporara. A Porotita Porosa, la primera vez se le pudo acercar un poco pa conversarla porque tenía el viento a favor. Mejor dicho, tenía el viento en contra, de frente pa él que iba y de atrás pa ella, que venía. Parece que el hombre la impresionó, y arreglaron pa volver a verse a la tardecita. Llegó la hora, y cuando se estaban acercando va y le cambia el viento y a ella se le remangó la ñatita y reculó. Le hizo señas a Batatito de que se quedara en su sitio, y le pegó el grito: ¡Se me baña mañana mismo, o lo denuncio!. Al otro día, Batatito agarró coraje y se tiró al arroyo pa pegarse un baño. Fue la mortandá de pescados más grande que se conoció en la historia, que unos muchachos ecologistas le hicieron una marcha de protesta frente al rancho, y al arroyo le tuvieron que cambiar toda el agua. Cuando se bañó, quedó tan bonito que los perros no lo dejaban arrimar.
Julio Cesar Castro nació en Montevideo. En 1962 crea su personaje Don Verídico. En los inicios de la década del setenta, escribe para el semanario Marcha y en Buenos Aires en la revista Crisis, dirigida por Eduardo Galeano.
Como se ve, “ahora que dice paisano” entre la mentira y los bolazos existe la misma distancia que hay entre el humor y la fantasía, con el egoísmo y el odio.